martes, 16 de junio de 2015

4 - Paralelo

No se tarda mucho en llegar desde el teatro al Levi y siempre que vas te encuentras con algún compañero. El viernes, a la salida del trabajo, me dirigí allí, a tomar una copa. Hice corrillo con unos cuantos técnicos, pero la verdad es que estaba esperando a “mi” técnico. Cuando llegó, se sentó a mi lado. Me miró a los ojos y me saludó. Me sorprendió que fuera tan directo porque, normalmente, no tiene mucho interés en cruzar la mirada conmigo.
Me quedé sonriéndole, embobada y en silencio. Después del primer contacto, él tampoco supo qué decir. Aproveché para echarle un vistazo antes de que levantara la mirada. Javier tiene el pelo castaño, con algunas canas, unos ojos bonitos, cejas definidas y, sobre todo, un buen cuerpo. En secreto, suspiro por sus labios. El día que me bese, estrechándome entre sus fuertes brazos, me quedaré paralizada.
Todos sabíamos que había discutido con Susana – y él sabía que lo sabíamos - y como no decía nada, le pregunté qué le pasaba y le dije que estaba muy pálido, que si le había entrado un virus o algo parecido y que como siguiera así no iba a durar mucho. Las palabras que salieron de mi boca, fueron las ideales para ahuyentarle.
Él se levantó, mirándome de soslayo,  como estuviera loca, y se acercó a la barra para pedir una cerveza. La camarera le atendió de forma muy servil, no sin antes sacudirse la melena y enderezarse bien las tetas. Entonces, él la sonrió – le gustan las mujeres atrevidas- y se quedó  a su lado. Él sabe que a las mujeres nos gustan los hombres cariñosos -y amables con las discapacitadas - y, de esta manera, obtuvo doble beneficio: empezó  a engatusarla  y, de paso, me devolvió mi torpeza siendo desagradable conmigo.
Jesús –-uno de los hombres más buenos que he conocido y que está felizmente casado desde hace un montón de años - me cogió de la cintura y me dijo:
-No es muy listo. Si no, no haría esto. 
- Hay que ver - le respondi - que no hay manera. Anda, pídeme otra. 
Aunque estaba pasando un buen rato con los demás, no pude evitar buscarlos con la mirada.  Ella estaba acariciándole la carita, consolándole por su reciente pérdida.
Ya está –pensé – le gusta y se lo está diciendo así, con los cinco dedos de la mano. Y él, se deja. Le va a echar algo en la bebida que aumente la potencia sexual y se van  a liar esta noche.
Entonces, sentí ganas de pegarle una patada en los cojones. Probablemente, si lo hacía, la zorra de la camarera sacaría una navaja del bolsillo y, una vez que él estuviese en el suelo retorciéndose de dolor – porque era lo que se merecía – ella vendría hacia mí, con el firme propósito de hacerme tanto daño como pudiera. Intentaría clavarme la navaja en el costado pero, yo me zafaría  y la lanzaría algo al cuello, como por ejemplo,  la cadena con la que se amarran los barriles de cerveza, ella soltaría el cuchillo, intentaría desasirse de mi fuerza agarrando los eslabones con las dos manos y…
Cuando estaba a punto de ahogarla, la voz de Jesús me devolvió a la realidad. 
- Isa, Isa... ¿Te llevo a casa, que voy de camino?.
Mi mente se detuvo en seco. En la historia paralela que me había creado, parecía una verdadera luchadora, pero en realidad sólo era una criatura indefensa, que estaba confusa y molesta. Al día siguiente, había que volver al trabajo. Una fría corriente de aire fue suficiente para saber que, por esa noche, todo había terminado, al menos, para mi. Me alejé cambiando la letra de una canción... adiós mi bomboncito, adiós mi corazón...






6 comentarios:

Unknown dijo...

Desde luego el bar de mi tocayo no te dió mucha suerte, pero es que a veces entras directamente con el estoque y se acaba "la corrida" jejeje.

Unknown dijo...

Jejej, muy agudo, Adolfo... Besos!

Iconoclasta dijo...


Disfrutar de un sueño en plena actividad lúdica es una buena escapada sin ácidos ni otros narcóticos. Sano, sanote.
Y muy bien narrada, muy ameno.
Besos, Isabel.

Unknown dijo...

Gracias, Pablo. Me quieres demasiado, me encontré un poquito atrancada a la hora de continuar escribiendo. A ver si empiezan a salir cosas mejores.
Besos!!!

Anónimo dijo...

Me has hecho sonreír, Isabel. Te he visto como esa mujer guerrera, cadena en mano y con la rodilla dispuesta a atacar.
Bien!!!! Un beso.

Gloria

Unknown dijo...

Jejej, gracias Gloria... Bssss...